Escrito Por Bianca Manrique López, Psicoanalista
Es común que en algún momento de la vida escolar de la mayoría de los niños, existan algunas ocasiones o algunos periodos en los que muestren cierto rechazo a ir a la escuela. Las razones pueden ser diversas, puede tratarse de algún problema pasajero, como pueden ser dificultades con un amigo, un desencuentro con algún maestro e inclusive en ocasiones es simplemente porque no han descansado lo suficiente y no quieren levantarse. Estas dificultades suelen ser transitorias y desaparecer por sí solas, aun así, en los casos antes mencionados, puede ser de ayuda asegurarte de que estén durmiendo las horas que necesitan para sentirse descansados, estar en comunicación constante con ellos para conocer los eventos cotidianos en la escuela y apoyarlos en la resolución de conflictos cuando éstos se presentan. Sin embargo, es de suma importancia distinguir cuando se trata de esas dificultades menores que no duran mucho tiempo y una condición que se conoce como fobia escolar.
Dicha fobia es un rechazo constante a ir a la escuela, que se prolonga durante algún tiempo, por algún tipo de temor. Si bien los niños afectados por este padecimiento en ocasiones pueden señalar a qué le temen, en muchas ocasiones no pueden encontrar una causa concreta para su rechazo a la escuela, lo que suele generar mucha frustración y preocupación en los padres, que no entienden qué es lo que pasa.
Los niños que presentan este tipo de fobia pueden padecer angustia intensa e incluso síntomas corporales como son sudoración excesiva, tensión muscular, dolor de estómago y en ocasiones vómito o diarrea y en algunos momentos puede llegar a alterar los hábitos alimenticios y de sueño. La angustia suele ser mayor en la mañana, en los momentos previos a acudir a la escuela y disminuir por la tarde, una vez que han regresado de ella, pero solamente para iniciar de nuevo conforme se acerca la noche.
¿Qué es lo que puede provocar una fobia escolar? Las causas pueden ser tan diversas como individuos existen, pero hay algunas categorías generales que suelen repetirse en estos casos. Uno de los más frecuentes es alguna dificultad en el aprendizaje, haciendo que el niño tema enfrentarse a una situación en la que se siente incompetente, que suele provocarle sentimientos de vergüenza y minusvalía.
Otra situación que se encuentra a veces relacionada con este tipo de fobia es la ansiedad de separación, debido a ella, lo que se teme en realidad no es la escuela o la situación escolar en sí, sino el hecho de que asistir a la escuela implica estar alejado de mamá y/o papá.
Por su parte, el trato considerado como negativo por el niño de algún maestro puede hacer que tenga miedo de enfrentarlo diariamente. Lo mismo pasa con el acoso escolar o bullying; cuando un niño está siendo molestado periódicamente y se siente en una situación de la que no puede escapar, la evitación es su única salida y por lo tanto tratará por todos los medios de quedarse en casa y así no tener que ir al lugar en donde su acosador se encuentra.
Por último, en muchos casos más bien se trata de un desplazamiento de algún otro conflicto a la situación escolar o a algún elemento presente en la escuela, pero que no tiene que ver con éste, sino con una problemática interna del niño, que simplemente se expresa en un temor infundado.
Sea cual sea la causa, una fobia de este tipo no sólo impacta al niño que la padece, sino que también provoca mucha tensión en la familia ya que los padres no únicamente tiene que ver a su hijo pasar por algo doloroso e incluso incapacitante, sino que además tienen que enfrascarse en la batalla diaria para que su hijo vaya a la escuela. Es por esta razón, que cuando una situación así se presenta es necesario tomar cartas en el asunto. Lo que debe abordarse es la causa subyacente, las razones de la fobia, así que si se trata de una dificultad de aprendizaje es ésta la que hay que tratar, cuando se trata de dificultades con un compañero o un maestro, son éstas las que hay que resolver, lo mismo que con la angustia de separación o con algún otro conflicto psicológico que se expresa en la fobia. En especial estos dos últimos casos, por lo general necesitan de un apoyo especializado de un terapeuta que trabaje con el niño y con sus papás.