Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Al tener hijos, el instinto de muchas madres es darles todo el amor y protección que puedan, pues un pequeño bebé siempre está a disposición de quien le cuida, existen también las madres que deciden privar de afecto a sus hijos; tanto la primera postura como la segunda tienen repercusiones irreversibles en la vida presente y futura de un niño.
Los primeros años de vida son fundamentales para la formación de la personalidad, ver cómo se relacionan entre sí las personas que nos rodean y el tipo de amor que recibimos es tan importante como la paciencia y el respeto que se nos otorga pues serán los fundamentos con los que nos regiremos para convivir con el mundo, así pues la creencia de que los niños no entienden lo que ven, poco a poco se viene abajo.
El psicoanalista René Spitz llevó a cabo un estudio en 1940 en el cual a algunos niños de orfanato se les aislaba del contacto social acostándolos en cunas separadas por sábanas para que no pudieran ver a otros bebés, la convivencia con las enfermeras era mínima y no podían ver a nadie más. A pesar de que a los bebés se les daban los cuidados necesarios para que sobrevivieran sanamente y las condiciones higiénicas del orfanato eran insuperables, el 37% de los bebés sometidos al experimento murieron. Comparando este estudio con otro en el que se le daba seguimiento a bebés que crecían con sus mamás dentro de cárceles, se comprobó que el amor y cuidados maternos son indispensables, pues del segundo grupo ningún bebé falleció.
El experimento se ha repetido en diferentes circunstancias siempre con la constante del aislamiento, dando como resultado que los sujetos aislados de cualquier convivencia y cariño mueren de forma repentina, decaen y si llegan a sobrevivir, sus niveles de IQ son inferiores a los de aquellos niños que reciben amor.
Amar y ser amado en los primeros años de vida es parte fundamental de la vida de las personas, muchos casos de autismo (a pesar de ser un trastorno idiopático) empiezan por la falta de atención de la madre, pues el niño al no recibir una respuesta afectuosa se envuelve en su propio mundo, ocasionando que los estímulos exteriores pasen de inadvertidos para él.
Las consecuencias de la falta de amor pueden ser devastadoras para la salud física y mental de un niño.
Una de las grandes consecuencias para la vida cotidiana de los niños es que a la larga pueden sufrir bullying pues sus compañeros los perciben como débiles y fáciles de molestar.
