Conocida coloquialmente como “pie zambo”, “pie equino” o “pie cavo” el pie equinovaro es una malformación congénita del pie, se caracteriza por que los pies aparecen torcidos o invertidos y hacia abajo. El pie equinovaro aparece en uno de cada mil niños, el 50% de los niños la presentan en ambos pies y la incidencia es doblemente más frecuente en los niños varones que en las niñas.
El pie equinovaro es un defecto de nacimiento que, sin tratamiento puede hacer que las personas caminen apoyadas en sus tobillos. El término equinovaro proviene del latín equinus por su parecido con el pie del caballo y varus “girado hacia adentro”.
Causas del pie equinovaro
Existen varias causas posibles del pie equinovaro. Una de las posibilidades es que por falta de espacio en la formación del feto durante el embarazo provoque una mala acomodación, compresión uterina por la falta de líquido amniótico o detención precoz en el crecimiento del pie que provoque que los huesos no lleguen a ocupar su posición y forma correcta.
Los estudios de los tejidos al microscopio demuestran que los tendones de los niños con pie equinovaro son mucho más densos, con más células y menos tejido laxo; esto provoca que el crecimiento sea anómalo y se desencadene la deformidad progresiva en el feto durante el desarrollo del embarazo. La forma de los huesos en el pie zambo es anómala así como los ligamentos y músculos, que están demasiado tensos para permitir la colocación correcta de los huesos con una manipulación simple.
Los niños que nacen con pie equinovaro suelen sufrir enfermedades neuromusculares y aunque estas son poco frecuentes es conveniente realizar una exploración detallada para descartarlas.
Diagnóstico de pie equinovaro
El pie equinovaro es generalmente producido durante los tres primeros meses de la gestación, por lo que puede visualizarse en una ecografía del feto de 20 semanas por lo que el diagnóstico prenatal es posible. Si no se lleva un control del embarazo por medio de ecografías, tras el nacimiento se observa la forma del pie y se manipula intentando obtener una posición normal.
Tratamiento de pie equinovaro
El tratamiento para el pie zambo puede ser llevado a cabo por un pediatra o por un cirujano pediatra, de preferencia unas dos semanas después del nacimiento, entre más pronto se inicie el tratamiento, mayores son las probabilidades de obtener buenos resultados sin obtener tratamiento quirúrgico.
El tratamiento no quirúrgico o método Ponseti consiste de manipulaciones y fisioterapia en la que se estira el pie múltiples veces y se fija con una férula o enyesarlo por lo menos una vez por semana, con el fin de lograr un estiramiento de los tendones usando además un fijador durante la noche por lo menos hasta los 4 años de edad para evitar reincidencias. Es totalmente indispensable una higiene especial de la férula para mantener cómodo al bebé y evitar infecciones.
Si el pie equino no tiene tratamiento, el niño crecerá y se agravará el problema con los años, de modo que el niño se acostumbrará a andar con los tobillos en vez de la planta del pie y este queda pequeño, totalmente girado hacia adentro y es casi imposible encontrar calzado adecuado.
Alrededor de los 8 cambios de yeso se consigue una corrección completa de la deformidad, con excepción de la posición de puntillas al andar. Para esto es necesaria una intervención quirúrgica pequeña de alargamiento percutáneo del tendón de Aquiles; este procedimiento es pequeño y no requiere ingreso hospitalario y sólo utiliza anestesia local. Posteriormente se coloca un yeso en la postura de máxima corrección y se deja alrededor de tres semanas.
Debido a que el pie equino tiende a reproducirse, después de haber conseguido la postura normal de pie se coloca una férula de abducción que mantiene los pies en la postura correcta, este dispositivo consiste en un par de botitas giradas hacia a fuera y una barra que las une pero consiste de un sistema dinámico que además de mantener la postura favorece la corrección cuando el niño flexiona las rodillas. Este aparato se utiliza durante tres meses las veinticuatro horas del día y se remueve sólo para bañarse y vestirse y se mantiene sólo cuando el niño duerme por la noche.
Si el tratamiento comienza cuando el niño es demasiado mayor para tolerar los yesos o no se logra conseguir una corrección suficiente con ellos se lleva a cabo el tratamiento quirúrgico en el que se liberan todas las estructuras que mantienen la deformidad.
Secuelas del pie equinovaro
Después del tratamiento de pie equinovaro la mayoría de los niños pueden realizar todo tipo de actividades físicas sin presentar cojera ni discapacidades. La propia condición suele acompañarse de una diferencia pequeña en el tamaño de los pies (generalmente es solo de un centímetro) y de la pantorrilla. Si el niño tiene afectados los dos pies suele no reconocerse la malformación, pero si es sólo en un pie se percibirá una leve asimetría. Sólo en algunos casos se presenta un dedo más pequeño o una pierna más corta.