La vacunación infantil ha causado polémica en los últimos años debido a que muchas personas en países como Estados Unidos, México y Europa se niegan rotundamente a vacunar a sus hijos, mientras que otros padres de familia prefieren prevenir y vacunar a tiempo a sus pequeños antes de que el ataque de una infección que puede ser prevenida se presente.
Debido al surgimiento de nuevas enfermedades y al resurgimiento de enfermedades que se creía habían sido erradicadas, muchos padres de familia tienen una gran desconfianza hacia las vacunas, además del conocimiento de que las vacunas consisten en una dosis de uno o varios microorganismos de la enfermedad para que el organismo humano cree anticuerpos para defenderse de la enfermedad de la que es vacunado, de este modo, cada vez que el cuerpo humano es expuesto al microorganismo, podrá defenderse de la amenaza y no enfermar o adquirir la enfermedad de una forma muy leve.
Algunas opiniones divergentes apuntan al hecho de que la reacción de un organismo ante la vacuna no siempre se puede predecir. Algunas personas reaccionan favorablemente ante las vacunas mientras que otros pueden tener efectos secundarios que en ocasiones pueden causar daños irreversibles en su organismo, por lo que muchos padres de familia optan por dejar que los niños creen anticuerpos sin ayuda de vacunas o inyecciones.
Los organismos de salud de la mayoría de los países del mundo han buscado incrementar la difusión de las campañas de vacunación, así como la información sobre las enfermedades que se busca prevenir. En muchos casos, la inversión económica ha sido incrementada por el sector público y privado para que las vacunas lleguen a poblaciones lejanas y de alto riesgo.
El carácter obligatorio de las vacunas se ha puesto en duda. Se ha dicho que el mercurio que se utiliza para la conservación de las vacunas se aloja en el cerebro humano, causando una disminución en las capacidades intelectuales de los niños; que ocasionan efectos opuestos a los buscados, que no son accesibles para todas las personas; que causan molestias severas como dolor, fiebre o insomnio; que acusan al sector salud de promocionar medicamentos que no han sido probados adecuadamente, etc.
Sin embargo, el carácter obligatorio de las vacunas tiene un objetivo preventivo y gratuito en su mayoría pues las vacunas previenen enfermedades que pueden ocasionar situaciones de gravedad y la muerte de los pequeños con una pequeña infección. Muchos médicos afirman que ampliar los programas de salud y aplicar las vacunas puede llegar a erradicar por completo las enfermedades más comunes y, que cuando se trata de vacunas contra enfermedades muy fuertes y de reacciones adversas, con una sola dosis es suficiente.
A pesar de todos los argumentos a favor y en contra de las vacunas sólo queda la decisión de los padres de familia sobre vacunar a sus hijos o no. Lo más recomendable es acercarse al profesional de la salud que indicará qué vacuna se debe aplicar, en qué momento y además puede indicar medicamentos o remedios caseros que aminoren los efectos secundarios de las vacunas.