Robo de niños, ¿una realidad cotidiana?

Una vez más, el robo de niños es noticia. Los periódicos, la radio y la televisión nos han hecho testigos de lo sucedido en el Hospital Central de Oriente,  en donde haciendo creer a los padres, que sus hijos habían muerto por complicaciones en el alumbramiento, el personal del hospital los robaba para venderlos posteriormente.
Los ojos del país están puestos en este acontecimiento, pero  ¿cuántos robos de menores suceden a diario de los cuales no nos enteramos?, ¿cuál es la cifra negra, es decir, la cifra real de este delito, que las estadísticas y cifras oficiales que existen no reflejan? Estamos frente a un serio problema al que actualmente ni el gobierno, ni la sociedad en general está pudiendo hacer frente. Y es que el robo de niños no aparece tipificado como delito en el Código Penal, ni tampoco existe una base de datos en la que se concentre a los niños extraviados o robados, lo que hace que prevenir que algo así  suceda, encontrar a los niños una vez que ha sucedido y hacer pagar a los responsables, es una tarea ardua y por demás complicada.
Lo que está en juego aquí son vidas humanas, si pensamos por un minuto en lo que sucede con una familia cuando pierde un hijo, si pensamos en el dolor, la angustia y el sufrimiento, que muchísimas familias pasan a diario, estaremos de acuerdo en que esta situación no puede continuar como está.
Las razones por las que los niños que son sustraídos de sus hogares son múltiples, desde la intención de venderse para ser adoptados de manera ilegal, para fines de explotación tanto laboral como sexual, así como de tráfico de órganos, hasta algunos en que en realidad se trata de secuestros y el fin último es obtener un rescate o en el que son bandas de narcotráfico los que los atraen a sus filas para iniciarlos en él, obligándolos a delinquir.
Ésta es una realidad en nuestro país y es por ello que es fundamental que en casa tomemos las medidas necesarias para asegurar el bienestar y protección de nuestros hijos y fomentar iniciativas para que desde el gobierno también se tomen las medidas pertinentes, como se ha hecho en otros países en los que el robo de menores es un delito que se castiga severamente y en donde se despliegan una infinidad de recursos cuando éste se presenta para asegurar el rescate del niño y su regreso a su familia.

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