Hoy en día, el mundo de la educación y tecnología han formado una mancuerna amigable para ayudar a los niños y jóvenes a que las tareas y el estudio sean más sencillos y divertidos. Las tareas escolares requieren de mucha atención y dedicación por parte del alumno, ya que estas tratan de poner en práctica lo aprendido en las aulas para que de esta manera el conocimiento se reafirme y quede fijado de una manera más franca en la mente de los estudiantes.
En la mayor parte del mundo se utilizan artefactos que aparentemente requieren de un conocimiento previo del uso de los mismos, ya sean smartphones, tabletas, computadoras de escritorios o lap tops, estos aparatos tecnológicos han revolucionado la manera en la que los niños y jóvenes aprenden en las aulas.
Pero definitivamente no en todo el mundo se maneja de esta manera la educación, en Etiopía, hay un sinnúmero de niños que no tienen acceso ni siquiera a la educación, mucho menos a aparatos de tecnología de este estilo, dejándolos marginados de un mundo en donde humano y tecnología parecieran caminar a la par. Un programa llamado “One Laptop Per Child” o una computadora por niño, es un proyecto lanzado por el Instituto MIT de Massachusetts, que intenta que estas zonas de extrema marginación tengan un contacto más cercano con la tecnología para que de esta manera empiecen a entrar en el mundo de la tecnología, que indudablemente abarca ya gran parte de nuestras actividades de la vida diaria.
Lo sorprendente de esta iniciativa ha sido la respuesta que los niños etíopes han dado a estos aparatos que se ha dado a conocer que son tabletas solares Motorola Xoom, equipadas con el sistema android, que se entregaron en dos aldeas etíopes con el fin de analizar su comportamiento frente a los dispositivos; este aparato traía incluidas películas, juegos, aplicaciones entre otras funciones que ayudaban a ver si los niños eran capaces de aprender a leer y escribir sin ayuda más que de la tableta, experimento que los dejó con un muy buen sabor de boca, Ncholas Negroponte, que funge como director del proyecto, confesó que en un principio pensaba que los niños se entretendrían solamente con las cajas dejando al lado el dispositivo, sin embargo, no solamente abrieron el paquete, sino que prendieron casi inmediatamente el aparato y a las dos semanas de uso, los niños ya sabían cantar el abecedario completo.
Cinco meses después de su primer uso, los niños eran expertos con el aparato y sabían leer y escribir perfectamente.
Articulo cortesia de http://www.tecnoblog.com.mx/