En días pasados se dio a conocer que los libros electrónicos han atrapado a uno de los sectores más difíciles en cuanto al ámbito de la lectura se refiere. Se trata del sector joven de la población que, según un estudio dado a conocer en días recientes, ha sido enganchado finalmente por los libros electrónicos. El análisis fue encargado por una renombrada editorial dedicada a los libros infantiles y juveniles, Scholastic Inc., y arrojó entre sus datos más relevantes que el 46 por ciento de los estudiantes que se encuentran entre los 9 y los 17 años leyó al menos un libro electrónico durante el año 2012, en comparación con el 25 por ciento que se obtuvo durante 2010.
Otro dato de interés es que el 50 por ciento de los encuestados que no habían leído una edición electrónica, aseguró que desearía hacerlo. No obstante —según el estudio— la buena acogida que ha tenido el libro electrónico en el mercado juvenil, aún prevalece el gusto de los jóvenes por el tradicional libro de papel, pues casi un 80 por ciento de los jóvenes que leyeron un libro electrónico aún acostumbra leer ediciones impresas.
Por otra parte, las cifras han sido un tanto menores entre el sector infantil, a pesar de que se calcula que los libros electronicos abarcan entre el 25 y el 30 por ciento de la venta global de libros.
Adicionalmente, la venta de iPads y otras tabletas han contribuido a ampliar la disponibilidad de libros ilustrados, animados y demás ediciones infantiles en formato electrónico.
Estos datos nos permiten conocer que en materia de lectura y, particularmente, en cuanto a libros electrónicos aún no se ha dicho la última palabra, ya que cada público muestra preferencias y necesidad distintas. Por ejemplo, los niños buscan libros más divertidos e interactivos y con un gran número de ilustraciones; mientras los adolescentes buscan en los libros un medio para socializar. Por su parte, los adultos buscan aquellos contenidos que los lleven al análisis y a la reflexión.
De este modo el mercado de oportunidad para las editoriales es amplio, pues se trata de que publiquen libros que satisfagan las necesidades y requerimientos de los distintos grupos, sean niños, adolescentes o adultos. No queda sino decir, que no hay razón para poner en discusión al libro electrónico con el libro impreso, pues cada uno tiene un campo hasta ahora definido que no le resta público al otro.
