El pasado jueves 10 de diciembre la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad el dictamen para prohibir el castigo corporal y trato humillante como método correctivo para los niños, con reformas a la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y se agrega el apartado VIII del artículo 47, que habla del castigo corporal y humillante.
La reforma prohíbe a padres, tutores, guardianes, cuidadores, encargados de instituciones educativas, deportivas, de salud, cuidado, asistencia social, penales, religiosas o cualquier otra, aplicar castigos corporales como nalgadas, manazos, pellizcos, mordidas, así como la humillación y ridiculización como “método” correctivo o disciplinario.
De acuerdo con HéctorToledoTeja, los castigos corporales son denigrantes, desvalizadores, estigmatizantes y menosprecian los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes al provocarles dolor, molestia o buscar amenazarlos, asustarlos o ridiculizarlos. Estos castigos incluyen (pero no están limitados a): golpes con la mano u objetos, empujones, pellizcos, mordidas, jalones de cabello u orejas, obligar a los niños a que mantengan posturas incómodas o humillantes, entre otros actos que pueden considerarse como leves.
Además, Toledo Teja indica que esta reforma amplía la definición de violencia familiar al considerar cualquier acto que use la fuerza física o moral para provocar dolor, molestia o humillación, independientemente de que produzca lesiones o no, y empodera a los menores para que estén protegidos contra el maltrato.
Entonces, ¿Cómo corregir a nuestros hijos?
Especialmente cuando tenemos pequeños, que al manifestar sus emociones mediante berrinches en niños, gritos, llanto, pataleo, tirarse al piso o darse golpes a sí mismo, los padres perdemos la paciencia y nos sentimos tentados a los castigos corporales para calmarlos.
La llamada sabiduría popular, indica que “más vale una nalgada a tiempo que un delincuente en la calle. Sin embargo, de acuerdo con Carlos Alberto Miguel Hernández Verástegui, la mayoría de los adultos que fueron maltratados de niños son violentos, irascibles, incapaces de comunicarse de forma asertiva.
Para pasar por momentos de enojo y frustración hacia tus hijos pequeños, sin pegarles, identifica cuál es la causa de la molestia: hambre, sueño, frustración y dales un “tiempo fuera”, es decir, sacarlos del lugar donde inició la rabieta para que se calmen. Esto también te dará tiempo de tranquilizarte y evitar la primera reacción instintiva de golpearles o maltratarles, lo que daña severamente la autoestima en niños.
Si tus hijos son lo suficientemente grandes, déjalos que desahoguen sus emociones y escúchalos con atención para ayudarles a distinguir sus emociones y expresarse cuando se sientan frustrados. Si son pequeños, procura describir su estado de ánimo con frases como “te enojaste porque no te di el dulce que querías, pero después de comer tus verduras te daré un postre”.
La disciplina con amor es siempre la indicada para tener niños más felices y sanos.