El cascanueces nuevamente tuvo su gran presentación, en donde toda la familia se pasó un buen rato. Este clásico ha llenado el corazón de varias familias durante años. Para muchos es una cita obligada asistir cada año a presenciar la delicadeza de la música y la agilidad de los bailarines en escena.Éste miércoles se dieron cita cientos de personas en el Auditorio Nacional, y a pesar del frío de la noche estuvieron dispuestas a revivir un espectáculo lleno de magia. La Compañía Nacional de Danza hizo una gran labor en esta presentación, ya que a pesar de que aún no habían iniciado las vacaciones, y había que levantarse temprano al siguiente día, niños y niñas salían del espectáculo llenos de alegría en su rostro.
Al inicio del espectáculo la escenografía diseñada por Clauda Rode, arrancó exclamaciones de los espectadores, el telón se abre con la hermosa figura de soldados de plomo de cuatro metros de altura, éstos constantemente hacen el juego entre escenas para abrir y cerrar el telón. La escenografía en el primer momento de la obra da la impresión de estar en las calles de la antigua Europa, y refleja las casas de los personajes, con todos su esplendor y majestuosidad.
En un segundo momento parece que todos somos parte de un salón que podría haber salido de un cuento de hadas, que junto con el vestuario a cargo de Carlo Demichelis, irremediablemente nos transporta a un mundo lleno de fantasía y colorido, con princesas, príncipes, bailarines, nieve y hadas. La aventura envuelve por su gran majestuosidad.
El toque final para esta experiencia es la música a cargo del virtuoso desempeño de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, que en conjunto con la escenografía y el vestuario hacen de esta puesta en escena un momento reconfortante y lleno de sensaciones inigualables. A pesar de algunas fallas de los bailarines, el público no perdió la capacidad de asombrarse con cada uno de los números.
El Cascanueces, con la Compañía Nacional de Danza se estará presentando hasta el 23 de diciembre con funciones el viernes a las 19 horas, sábado a las 17 y 20 horas; domingo a las 12:30 y 17 horas, y martes y miércoles a las 16 y 19 horas.
Al inicio del espectáculo la escenografía diseñada por Clauda Rode, arrancó exclamaciones de los espectadores, el telón se abre con la hermosa figura de soldados de plomo de cuatro metros de altura, éstos constantemente hacen el juego entre escenas para abrir y cerrar el telón. La escenografía en el primer momento de la obra da la impresión de estar en las calles de la antigua Europa, y refleja las casas de los personajes, con todos su esplendor y majestuosidad.
En un segundo momento parece que todos somos parte de un salón que podría haber salido de un cuento de hadas, que junto con el vestuario a cargo de Carlo Demichelis, irremediablemente nos transporta a un mundo lleno de fantasía y colorido, con princesas, príncipes, bailarines, nieve y hadas. La aventura envuelve por su gran majestuosidad.
El toque final para esta experiencia es la música a cargo del virtuoso desempeño de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, que en conjunto con la escenografía y el vestuario hacen de esta puesta en escena un momento reconfortante y lleno de sensaciones inigualables. A pesar de algunas fallas de los bailarines, el público no perdió la capacidad de asombrarse con cada uno de los números.
El Cascanueces, con la Compañía Nacional de Danza se estará presentando hasta el 23 de diciembre con funciones el viernes a las 19 horas, sábado a las 17 y 20 horas; domingo a las 12:30 y 17 horas, y martes y miércoles a las 16 y 19 horas.