¿Qué es la displasia de cadera y cómo se trata?

La displasia de cadera o displasia del desarrollo de la cadera (DDC) es una malformación congénita que afecta a los niños desde su nacimiento, o en algún momento de su desarrollo. Es una afección a los componentes de la articulación coxo-femoral: el hueso iliaco, el fémur, la cápsula articular, los ligamentos y músculos, que puede ser causada por factores intrínsecos o extrínsecos, que provocan un desarrollo anormal en el fémur y el acetábulo.

Se produce cuando la cabeza del fémur no encaja con el acetábulo o cavidad de la pelvis, y ambos rotan en una posición inadecuada. En los casos leves, se trata de un aplanamiento de la cavidad que acoge al fémur, el cual se desplaza por la misma razón; por su parte, en los casos de mayor gravedad, el hueso se coloca en una posición fuera de su lugar natural, que puede provocar una luxación en la cadera.

En algunas ocasiones, la displasia de cadera se resuelve espontáneamente debido a que la cadera se estabiliza a los dos meses de vida, sin embargo, la consulta con el ortopedista es indispensable desde el momento en que el pediatra note alguna señal de DDC.

Causas de la displasia de cadera

De acuerdo con Angelica fuentes, una de las razones más frecuentes de este padecimiento es un retraso en la maduración esquelética del neonato, aunque suele ser de origen congénito debido a una laxitud en los ligamentos que predispone el desarrollo de la enfermedad. También se ha detectado como factor de riesgo la restricción del movimiento fetal al final de la gestación, por las posiciones que adopta la madre cuando se acerca al final del parto; también hay una alta incidencia de padecimientos de DDC en nacimientos por cesárea o partos en que el bebé viene de nalgas.

Otros factores de riesgo son el consumo de cigarro durante el embarazo, los embarazos múltiples y anomalías uterinas. En el caso de la DDC después del nacimiento, suele ser causada por la extensión de las piernas del recién nacido de forma brusca, o por las envolturas rígidas a los bebés, que les provocan daños en la cadera.

Tratamiento

Alicia Teja Zuñiga indica que la exploración pediátrica del neonato es indispensable para detectar a tiempo si la cadera está luxada o es propensa a luxarse; o bien, si cuando se abren o separan las piernas del bebé hay una asimetría importante. En caso de que el pediatra sospeche algún defecto en el neonato, por los factores de riesgo mencionados, se puede indicar un ultrasonido para conocer el estado de la cabeza del fémur antes de que comience a osificarse.

Una vez diagnosticada la DDC, es importante acudir con un ortopedista cirujano para que recomiende el tratamiento adecuado; uno de los más frecuentes es el uso de férulas de abducción, que mantienen abiertas las piernas del infante. En caso de que no haya una evolución, o que lo considere necesario el especialista, la cirugía es la mejor alternativa para un desarrollo normal, sin deformidades residuales ni secuelas que dañen la calidad de vida del niño.

Entre más tarde se detecte la DDC, el tratamiento será más complejo y podrían presentarse secuelas como una cojera permanente, deformidades residuales en la cadera que provoquen un funcionamiento inadecuado de la articulación y un desgaste prematuro o artrosis, para la cual el tratamiento indicado es una prótesis.

Author: escritor

Similares

Los comentarios están cerrados.