Depresión infantil, enemigo escurridizo

 Escrito por Bianca Manrique López Psicoanalista

¿Es cierto que los niños pueden deprimirse? Aunque la respuesta puede parecer difícil de creer, así es. A pesar de que cuando pensamos en la niñez habitualmente tenemos la idea de que es una etapa sumamente feliz, la realidad es que algunos niños pueden llegar a presentar lo que se conoce como depresión infantil.

¿Cómo saber si tu hijo tiene depresión? Todos alguna vez nos sentimos tristes o abatidos, pero eso no implica que estemos deprimidos. Lo mismo sucede con los niños, no es sólo que estén tristes lo que determina una depresión infantil, no se trata de un síntoma aislado, sino de la presencia de varios síntomas lo que nos puede indicar que algo así puede estar sucediendo. Se han documentado casos de depresión infantil aún en bebés, que se manifiesta en falta de respuesta al entorno, ausencia de sonrisa, muy baja actividad y enlentecimiento de los movimientos y ha sido asociada a falta de cuidadores amorosos, por ejemplo en niños huérfanos que tienen que ser institucionalizados. No obstante, la depresión en esta tempranísima etapa no es muy habitual y en cambio en niños en edad escolar es hasta cierto punto frecuente. 

La depresión en niños suele presentarse de manera diferente a lo que solemos conocer de ella en general, al menos como se presenta en los adultos, ya que en la infancia tiene características muy diversas y genera una alteración en casi en todas las esferas de la vida del niño. En cuanto a funciones fisiológicas, pueden presentarse trastornos del sueño, ya sea dormir de más o dificultades para conciliar el sueño; puede haber también pérdida de apetito, dolores de cabeza, dolores abdominales y vómito.
En el ámbito emocional puede haber llanto frecuente y tristeza, pero en ocasiones lo más llamativo es la ausencia de tristeza y una presencia importante de irritabilidad; es común que haya pérdida de interés en cosas o actividades que antes les gustaban, así como aislamiento, se alejan de sus amigos y de la familia. Son comunes también el autodesprecio y  la sensación de haberse dado por vencidos, frecuentemente escuchamos: “no sé”, “no puedo”, “ya para qué”.

Es posible también que el ámbito escolar también se encuentre alterado y por lo general baja el aprovechamiento y se presentan dificultades en el aprendizaje, ya que les es difícil concentrarse en otra cosa que no sea todo por lo que están pasando a nivel emocional. Por todo lo anterior es fácil deducir que también existan manifestaciones a nivel conductual, como lo son desobediencia, mentiras y agresividad. Al momento de hacer una evaluación para detectar la presencia de depresión infantil, es importante tomar en cuenta que todos estos síntomas aparecen como un cambio en el comportamiento y la manera habitual de ser de los niños, es común escuchar a los papás que manifiestan: “Antes no era así”.

Hay que recordar que a los niños muchas veces les es difícil verbalizar lo que sienten, por lo que no podemos esperar que nos digan que están deprimidos. Esto significa que hay que estar muy atentos a su conducta y a sutiles claves que a veces muestran para indicar que algo no anda bien. Es importantísimo también dialogar con ellos y preguntar mucho para descubrir qué hay detrás de ciertos comportamientos. Por ejemplo, “¿Por qué ya no te gusta jugar con tus dinosaurios si antes te gustaban tanto?” o “Te he visto triste, ¿te pasa algo?” o “¿Por qué estás tan enojado?”; estas preguntas no solo van a ayudar a que ellos mismos se den cuenta de que algo está pasando o a que se aclaren lo que sienten, sino que sus respuestas pueden guiarnos hacia el fondo de lo  que está pasando, si por ejemplo nuestro hijo nos dice: “Todo lo hago mal” y nosotros le preguntamos “¿Por qué piensas eso?”, no es lo mismo que nos diga que porque eso es lo que le dicen sus compañeritos en la escuela a que si nos dice que siente que no sirve para nada. Sea lo que sea, siempre es fundamental mostrarle tu amor y tu interés por lo que le pasa y hacerle sentir que tiene tu apoyo y que juntos van a resolver lo que esté sucediendo.

Las causas pueden ser múltiples, aunque la depresión infantil normalmente se encuentra asociada a alguna pérdida; un divorcio, la muerte de un ser querido, la separación de alguien cercano, pueden ser consideradas en ese rubro. Así mismo, cualquier situación emocional difícil de manejar para el niño puede ser transformada en una depresión, como ejemplos tenemos una mala relación entre los padres, abuso físico o emocional, abandono, etc. También hay una frecuencia importante de síntomas depresivos en niños que son víctimas de bullying, ya que esto deteriora su autoestima, provoca angustia, desesperación y una sensación de desesperanza.

Como conclusión podemos decir que la depresión infantil existe y se manifiesta a través de diversos síntomas que afectan la adaptación y el desarrollo. A pesar de ello, muchas veces no es diagnosticada porque se toman los síntomas como elementos individuales aislados y no como un conjunto. La depresión infantil es tratable, si sospechas que tu hijo puede estar pasando por un periodo depresivo, lo mejor es consultar a un profesional para que puedan atenderlo oportunamente.

 

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