Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Las vacaciones han terminado y mientras para algunas madres esto representa un poco de tranquilidad en casa y libertad para hacer sus cosas, para otras significa ansiedad por tener que dejar a sus niños y bebés con otras personas mientras ellas se enfilan a trabajar para poder tener un buen ingreso. Hoy en día son muchas las madres que estudian o trabajan a la par de la maternidad, lo que les limita mucho los tiempos de reposo y convivencia con los hijos.
Ahora que regresan de vacaciones, muchos de ellos están acostumbrados al cariño materno y los apapachos de la familia, lo que hace verdaderamente difícil para algunos regresar a las bancas de la escuela provocando actitudes de miedo, tristeza y ansiedad que pueden sacar de quicio a la cuidadora o a la profesora.
La poca paciencia del personal educativo puede llevarlos a recurrir al maltrato físico y emocional del cual una madre debe dar cuenta lo más pronto posible para detectar algún daño físico permanente y para evitar que les pase a otros niños.
El mal del niño maltratado es una serie de síntomas que se presentan después de haber sufrido una fuerte sacudida, esto puede ser en niños y en bebés, aunque por desgracia son más propensos los bebés. Estas sacudidas se caracterizan por ser de una intensidad tal que pueden provocar daño cerebral permanente e incluso la muerte si la persona que hace el daño al niño lo hace con demasiada brusquedad.
Los síntomas del niño maltratado se pueden reconocer en la irritabilidad extrema y repentina del niño, un letargo o adormecimiento permanente acompañado de falta de sonrisa u otros rasgos de expresión, la disminución de la lucidez mental, pérdida repentina del conocimiento, piel pálida o azulada, vómitos, convulsiones y paros respiratorios, lo que eventualmente le lleva a la muerte.
Generalmente cuando un niño sufre dichas sacudidas no hay signos físicos de tal agresión; no suelen presentarse rasguños o hematomas pues la mayor parte del daño es en el cerebro, algunos casos se detectan por el desprendimiento de la retina del bebé.
Es muy importante que si su hijo está en edad de hablar siempre platique con el acerca de su día en la escuela y que le de credibilidad a todo lo que le comenta; nunca está de más platicar con la maestra si nuestro hijo nos comenta que lo golpean o lo tratan mal. También es de suma importancia siempre observar a nuestro hijo en todas sus actividades, conocer sus reacciones ante el enojo, la felicidad, la tristeza y el miedo para que al momento de que algo cambie, sepamos detectarlo.
Algunos días antes de volver a la escuela intente platicar con su hijo sobre la eventual partida, comentarle que no pasa nada malo y que después del día escolar usted irá por el para que le cuente todo lo que hizo.