La epilepsia infantil es una enfermedad que afecta al sistema neurológico de los niños. En pocas palabras, se trata de una descarga eléctrica que afecta ciertas zonas neuronales y detonan las convulsiones, comúnmente conocidas como crisis epilépticas. Aparece de manera intermitente y es muy difícil o imposible predecir las circunstancias o los momentos en que se producen las convulsiones.
Suele producirse como consecuencia de enfermedades infecciosas que aquejan a los niños, como la meningitis y la encefalitis, o bien aparecer como parte de factores hereditarios, así como debido a problemas en el embarazo o a traumatismos craneales.
La epilepsia afecta al uno por ciento de los niños. Con el tratamiento adecuado, la evolución de la enfermedad suele se positiva, por lo que la mayoría de los que la padecen pueden llegar a tener una vida sana y plena.
Es importante mencionar que no todas las clases de convulsiones son sintomáticas de epilepsia. Muchos casos corresponden a episodios de fiebres muy altas o a espasmos de sollozos; en ambos casos, las convulsiones desaparecen sin volver a presentarse.
Para considerar que un caso puede tratarse de epilepsia, se debe considerar que se hayan presentado más de dos episodios de crisis convulsivas sin un factor detonante, como las fiebres que mencionamos anteriormente. Por otro lado, la pérdida del conocimiento y la presencia de ausencias de atención consciente de manera reiterada pueden ser señales de fallas en el sistema neurológico. Igualmente, si se presentan movimientos incontrolables de los miembros o los músculos del cuerpo.
El diagnóstico debe estar apoyado en una serie de estudios, entre los cuales el electroencefalograma es uno de los principales, así como las resonancias electromagnéticas. Estos análisis buscan observar la actividad eléctrica del cerebro para detectar los picos de actividad poco frecuentes.
El tratamiento de la epilepsia consiste en medicamentos que previenen las descargas eléctricas de las que hemos hablado. Para los niños, los medicamentos se pueden encontrar en forma de píldoras, jarabes o cápsulas. Suelen ser pesados para el estómago, por lo que los niños sentirán molestias durante los primeros días de su ingestión. Algunos casos menos frecuentes requieren cirugía o la implantación de un marcapasos en el nervio vago para regular la actividad eléctrica del cerebro.
Para quienes padecen o han padecido epilepsia, se deben evitar los factores que puedan desencadenar una crisis, tales como la televisión (en especial los videojuegos) y las luces brillantes e intermitentes, como las de las discotecas y otros espectáculos del mismo tipo.