Estudio revela que comer en familia mejora la salud mental de los adolescentes y niños

La vieja costumbre de cenar en familia contribuye positivamente para mejorar el estado emocional y la salud mental de los adolescentes, reveló un estudio publicado recientemente en la revista Journal of Adolescent Health.

Este estudio fue realizado en 2010 y es producto del análisis de datos obtenidos de 26, 000 adolescentes de entre 11 y 15 años de edad. Los resultados indicaron que los jóvenes experimentan una considerable mejoría en su desempeño cotidiano, tanto en su rendimiento escolar como en otras actividades, especialmente las relacionadas con el trabajo en equipo y, en general, la interacción con otras personas.

De igual manera, también se reflejó el efecto positivo de la convivencia familiar en una disminución de los problemas emocionales y trastornos de la conducta. Aparentemente, los adolescentes adquieren mayor confianza en si mismos, junto con una actitud mucho más positiva ante la vida y los retos. También se muestran más serviciales y dispuestos a tomar la iniciativa en muchas actividades.

Los resultados que muestran la mejoría en la actitud vital de los adolescentes aparecieron en el estudio con independencia de factores que suelen considerarse determinantes para las distintas conductas, tanto las positivas como las negativas, tales como el nivel socioeconómico, el sexo o la edad.

Tampoco resultó un factor determinante el que los jóvenes tuvieran una buena relación con sus padres o no. De acuerdo con el estudio, no es del todo significativo que padres e hijos tengan una relación fácil o abierta para que la convivencia entre ellos tenga efectos positivos para los adolescentes.

En muchos casos, las familias comenzaron a cenar juntas después de no hacerlo durante meses o incluso años. A las pocas semanas de retomada la costumbre, ya era posible comenzar a detectar los cambios en los estados de ánimo de los jóvenes.

El motivo para esta mejoría consiste en que la convivencia en el ambiente familiar refuerza los lazos de unión entre padres e hijos, el cual fomenta la sensación de seguridad y cariño. Además, se presenta la oportunidad de que los mayores intercambien experiencia con los más jóvenes, mientras que éstos últimos pueden hablar de sus preocupaciones y éxitos.

El tipo de vida que nos vemos obligados a llevar por el ritmo que nos impone la sociedad, que los padres están siempre fuera de casa y los hijos se quedan solos o al cuidado de una tercera persona, han hecho que la costumbre de cenar juntos caiga en desuso. Pero ahora queda en evidencia que la convivencia en familia es el mejor camino para lograr un mejor desarrollo y crecimiento.

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