La gente cree que huelen feo, que no se bañan, a unos les molesta que se les acerquen a pedirles dinero o a venderles alguno de sus sencillos productos, otros ni siquiera bajan la mirada para verlos. Los niños de la calle forman parte de la explotación laboral y son las víctimas principales de este problema social.
Algunos niños ayudan a sus padres con el negocio familiar: vendiendo, promoviendo productos, cobrando, etc., como Armando de 11 años que ayuda a sus padres con la venta de papas fritas, su nutrición no siempre es la adecuada pues cuando tienen buena venta comen algo preparado en la calle y si no, comen sopas instantáneas.
Los niños trabajadores de la calle no siempre tienen acceso a la educación y cuando la tienen suelen ser víctimas de bullying por parte de sus compañeros quienes les ponen apodos, se burlan de sus oficios o del de sus padres o no les hablan por ser de una “clase social” diferente.
Trabajo infantil digno o explotación laboral infantil
Los niños trabajadores de la calle aprenden pronto que la necesidad de alimentación, los bienes materiales y las necesidades básicas se cubren por medio del trabajo, aunque no comprendan totalmente cuál es el orden social que los rige. Son niños que usualmente desarrollan su infancia y su vida en las calles, haciéndolas sus casas, negocios o talleres para aportar económicamente en sus casas.
De acuerdo con el Movimiento de Apoyo a Menores Abandonados, MAMA A. C., institución encargada de la defensa y protección de los menores que trabajan en la calle por medio de programas de promoción educativa y asistencia, debemos comprender el fenómeno de la explotación laboral infantil.
El primer fenómeno a observar es la mendicidad que no está cuantificada pero involucra a adultos mayores, adultos jóvenes y niños. Según Rogelio Padilla Díaz, fundador y director de MAMA A.C., el trabajo infantil en la mayoría de los casos es por explotación por parte de sus padres quienes solidarizan a los niños para que aporten económicamente en sus casas.
Para diferenciar entre trabajo digno infantil y explotación laboral hay que observar si los padres y hermanos de los niños trabajan es porque hay una necesidad económica que lo requiere, sin embargo si los padres no trabajan y los pequeños sí, es un caso de explotación. Según Padilla Díaz, muchos ciudadanos suelen confundir ambos casos y pensar que son iguales y aunque los papás trabajen están explotando a los pequeños.
El fenómeno de los niños trabajadores tiene que ver con la pobreza, usos y costumbres, son cuestiones culturales y educativas en las que se inculca a los niños desde muy pequeños que hay que trabajar porque la necesidad apremia y no hay otra solución, por lo que los padres heredan a sus hijos el fomento del trabajo. No en todos los casos de niños trabajadores hay explotación infantil.
Y… qué dicen las autoridades
Los niños que trabajan en la calle se ven expuestos ante muchos peligros que podrían violentar sus derechos humanos, principalmente los niños procedentes de comunidades indígenas, no obstante ha habido dificultades para desarrollar estrategias suficientemente factibles para atender las necesidades de este grupo poblacional.
Algunas instancias gubernamentales como la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco o las procuradurías a través de la coordinación de Asuntos en Agravio de Menores ofrecen alternativas de apoyo así como varias instituciones privadas.
Las autoridades deben asegurarse de que los niños no se encuentren en condiciones de vulnerabilidad extrema, si se encuentran en situaciones de explotación por parte de sus padres tienen que ser resguardados para que se encuentren en mejores condiciones de vida y salud, pero no se les niega la relación con sus padres, según la doctora María Antonia Chávez, profesora investigadora del Departamento de Desarrollo Social, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) es una de las instancias públicas encargadas de atender los casos que atentan contra los derechos de los niños en poblaciones callejeras. Sus oficinas municipales cuentan con promotores infantiles o trabajadores sociales que se localizan en diferentes localidades de difícil acceso donde hay posibles casos por atender. El trabajo del DIF consiste en un acercamiento a las familias para platicar sobre los derechos infantiles para que crezcan en un ambiente sano, cuando detectan que se necesita un apoyo se les visita en su domicilio para un estudio socioeconómico a través del que buscan brindar una capacitación a los padres en algún oficio para que tengan más alternativas de ingresos, se les otorgan becas o apoyos infantiles para que puedan estudiar. Este año se otorgó en México 3,315 becas en las que se designó un recurso de más de seis millones de pesos.