Investigadores médicos de tres países consideraron que el número de muertes asociadas con el aborto en México se ha reducido de manera importante en los últimos 50 años. Además, descubrieron que los casos de mortandad que sí se presentan están fuertemente relacionados con la violencia familiar y contra la mujer.
Esta información apareció publicada en la revista médica International Journal of Women’s Health, y en el estudio que se encuentra entre sus páginas se indica que de las mil 107 muertes maternas totales registradas en México en el año 2009, únicamente 25 de ellas se atribuyen al aborto inducido o provocado. También se menciona que el 98 por ciento de las causa de muerte entre las madres mexicanas se deben a causas no relacionadas con el aborto, como son la eclampsia, la hipertensión gestacional y hemorragia de parto, entre otras.
Sin embargo, el estudio también señala que la violencia contra las mujeres embarazadas a crecido, pasando del 5 al 9 por ciento, mientras que los índices generales de violencia en la pareja han aumentado del 10 al 33 por ciento.
De acuerdo con lo realizadores del estudio, uno de los motivos por los que se haya disminuido la incidencia de muerte entre las mujeres que se practican un aborto ha sido su despenalización en la Ciudad de México, ya que gracias a esa medida las mujeres que desean interrumpir su embarazo lo pueden hacer bajo supervisión médica adecuada, en un lugar que permita atender todos los imprevistos que puedan surgir.
No existen registros en el estudio acerca de los motivos por los cuales se ha incrementado la violencia en contra de las mujeres embarazadas, aunque sí se menciona que, en las actuales circunstancias, la presión sobre las mujeres para que interrumpan su embarazo también debe se considera como violencia contra ellas. En la Ciudad de México, el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo está garantizado.
El uso cada vez más abierto de medicamentos que pueden inducir abortos, como el misoprostol y la mifepristona ha abierto las puertas a que sean más los abortos realizados de manera independiente, ya que éstos pueden ser practicados en el hogar, sin la debida supervisión médica. Esta situación es considerada de alto riesgo para la mujer, ya que carece, por un lado, de la atención médica indispensable y, por otro lado, puede ocurrir que exista presión por parte de la pareja u otros familiares para llevar a cabo la interrupción del embarazo.