El acceso irrestricto a Internet, sin vigilancia de los padres, podría llegar a significar un verdadero problema público, debido a que la falta de control, y aún más, de conocimiento, sobre los sitios que visitan los hijos, así como su actividad en las redes sociales, puede provocar conductas agresivas o francamente delincuenciales, como el conocido “ciberbullyng”.
El motivo de alarma es mayor de lo que puede parecer a simple vista o para las mentalidades más abiertas, considerando que los niños y jóvenes están expuestos a un constante bombardeo de sexo y violencia; en las calles, en el radio, en la televisión y en los hogares. Lo cierto es que el Internet ofrece un espacio relativamente seguro para que muchas conductas que no sueles mostrarse en público, especialmente entre los padres, afloren y se desarrollen.
Una de las prácticas más comunes es el acceso de los jóvenes a la pornografía. Lo común sería creer que son los hombres quienes entran a este tipo de páginas con mayor frecuencia, aunque es el alarmante el número de adolescentes mujeres que tienen ciber sexo, o que simplemente gustan de exhibirse desnudas ante la web cam.
El llamado “ciberbullying”, que mencionamos más arriba, es también una práctica frecuente. Se basa principalmente en el acoso a una determinada persona a través de su cuenta de correo electrónico o perfil en alguna red social con fin de intimidarlo o extorsionarlo. En ocasiones, únicamente se trata de pleitos de estudiantes pero que pueden derivar en conflictos más serios cuando se diseminan mentiras o chismes que cualquiera que acceda al muro de una persona puede ver.
La principal recomendación para los padres no es que vigilen a sus hijos de cerca u constantemente, lo cual sólo redundaría en un mayor alejamiento de los hijos, ya que se sienten acosados por sus padres, sino fomentar la confianza y buscar oportunidades de pasar tiempo con ellos.
Uno de los principales factores que alimentan la inmersión de los jóvenes en el Internet, los videojuegos y los celulares es el distanciamiento entre padres e hijos, el cual muchas veces está motivados por el escaso tiempo que el trabajo, la escuela y otras actividades les dejan para compartir entre sí. A ello contribuye también la nefasta costumbre de reunirse alrededor de la televisión durante la comida o la cena, ya que eso elimina el poco tiempo del que se dispone para estar juntos.
Articulo cortesía de: http://notasdeprensa.com.mx/
